jueves, 1 de noviembre de 2012

"Malinalli"

Muestro mi nueva imagen titulada Malinalli, el personaje está inspirado en la leyenda "La llorona". Mi personaje fue pintado a mano con pintura digital (sin referencia fotográfica) al igual que la luna y capas añadidas de color como efectos especiales. Respecto a las flores colocadas en la cabeza del personaje se trata de una fotografía muy especial y cortesía de amigo Carlos H. Sánchez Bazán quien tomó la foto de una planta que crece a 4000 metros de altura conocida como rosa de la montaña, así pues ésta corona de flores fue hecha gracias a la colaboración con mi buen amigo Carlos y con quién comparto los créditos. Otra cosa por mencionar es el fondo de casas que aparecen en ésta imagen, también es referencia fotográfica de mi archivo de fotos que corresponden a mi viaje por Perú. Y por último el detalle de varas secas con espinas que aparecen en la esquina inferior de lado izquierdo de la imagen corresponden a una foto que tomé de esa planta en mi viaje por Italia. Estas espinas tienen unas gotas rosadas que fueron pintadas (sin referencia fotográfica).

"Malinalli" (2012) por Sara G. Umemoto en colaboración con Carlos H. Sánchez Bazán, todos los derechos reservados.

Como dato extra menciono que Malinalli fue conocida con otros nombres como Doña Marina o La Malinche y corresponde al período c. 1502 - c. 1529 en lo que ahora es la Ciudad de México. Es la primera vez que yo ilustro el personaje de una leyenda que coincide con la celebración mexicana: "Día de muertos" en los primeros dos días del mes de noviembre.

Como rápida referencia sobre La llorona anexo un texto sacado de Wikipedia:

A la presencia de estos antecedentes mitológicos entre los pueblos precolombinos de Mesoamérica, se suma la contribución española para establecer el mito como tal. Es durante la colonia española en América que el mito de la Llorona toma forma.1 A la vez diosa y demonio, nadie, en la psique del mundo colonial, puede resistir su aparición ni su llanto de ultratumba, ni siquiera los conquistadores afincados en el Valle de México, instituyéndose incluso un toque de queda a las once de la noche, pues pasada esa hora comenzaban a escucharse los gemidos aterradores de una mujer espectral por las calles de la ciudad de México. Su visión garantiza la muerte o la locura (en similar forma a la de las deidas prehispánicas antes descritas) para aquellos que intentan averiguar el origen de aquel lastimero gemido. Para los colonos, la diosa prehispánica toma la forma de una mujer de flotante vestido blanco, con la cara cubierta por un vaporoso velo (que cubre el aterrador rostro de la angustia), que cruza las empedradas callejuelas y plazas de la ciudad, lanzando un trémulo y estremecedor grito de desesperanza y derrota. La Llorona es también uno de los primeros signos del mestizaje, pues es durante este periodo que se identifica, en México, a este fantasmagórico personaje con Doña Marina, la Malinche, que vuelve arrepentida a llorar su desgracia, su traición a su pueblo indígena y también, su relación con Hernán Cortés, como parte de la «leyenda negra» de estos personajes. De aquí parecen venir muchas de las versiones que señalan a la Llorona como la protagonista de una trágica historia de amor y traición entre la mujer indígena (o mestiza o criolla) y su amante español, lo que finalmente la lleva al infanticidio como una manifestación del deseo de castigar al hombre en la forma de, en unas versiones, el amante, y en otras, el padre de la mujer, usando al niño como el instrumento de la venganza por ser este la prueba de la deshonra, pero también, de alguna forma, como una manera de castigarse a sí misma por su debilidad.1

Para quienes deseen leer el texto completo proporciono el enlace:
http://es.wikipedia.org/wiki/La_llorona

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